Como en un cuento, de
los que me pedías que te contara
Hubo hace un tiempo
no muy lejano, un hombre, casi un niño,
que conoció a un
sueño
El sueño con su mano
tomo su dedo, le apretó y le dijo: Eres mío
la luz de su mirada
era fuerte como el reflejo de la luna en la mar
le iluminó, mientras
el hombre lloraba…
Pero el sueño no se
detuvo y dijo: Quiero ser tu héroe.
¿Héroe?, ¡Eso es cosa
de niños, cosa de locos!: ¿Quién crees que eres?
El sueño replicó: ¡Ven,
súbete a este barco!, navegaremos juntos.
En el recorrido, hubo
islas llenas de vida, de alegría, instantes eternos de sonrisas
todo parecía estar
bien
Pero como pasa y
siempre pasará
la tempestad azotó, y
aquel hombre, casi un niño
naufragó lejos de ese
barco y extravió en ese momento su sueño
en una desolada isla,
perdida la esperanza, pasó el tiempo
mientras miraba al
horizonte: No había barcos, no divisaba al sueño,
moría de hambre, extrañaba aquel recuerdo
delirando y en su
último aliento improvisó una balsa y partió mar adentro
los días y las noches
pasaron y casi pereciendo
apareció el dulce
barco, el que partió de su puerto
entonces el hombre,
que ya no era un niño alzó su vista y miró a su héroe
“Sueño, eres tú has
vuelto”,
-nunca me he ido-,
respondió, -siempre he estado en tu pensamiento-
Entonces con su mano,
su cuerpo apretó, -no solamente su dedo-
Y el hombre sonrió,
reconoció a su héroe, en su propio sueño
Que no es un sueño,
aunque si un héroe.
Se encontraron y aún
navegan juntos y suelen descansar en islas de alegrías
Saben que así será,
siempre cercanos, un soñador y su sueño.
¡Feliz cumpleaños Yulen!
(Yo el hombre, casi un niño, el náufrago, el que te ama
Tú Yulen, mi héroe, mi
sueño
el de mi vida, mi hijo, mi amor, mi héroe).