5.11.12

...el de ayer, el mismo

Mirar hacia atrás nunca fue un buen ejercicio
pero la poesía es prisionera de la melancolía
de lo que pudo ser y no fue
de los castillos destruidos en el recorrido
de los recuerdos embaucadores del loco aventurero
de la fuerza y delicadeza en el sentir
del que gritaba como tormenta de otoño
y también te enamoraba con imperceptibles susurros.
De los sueños condenados, de los instantes de brillo
Con los sublimes delirios del alma, puros como la luz del sol,
profundos como la mar, nobles como el vuelo del águila.
 
Y ahora me ves y dejo de ser el beso marchito
y aunque el silencio fuese asertivo
tus navegantes pensamientos no te mienten
y te arrastran a la playa de mi vida.
y volvemos a hablar, a cantar, a soñar…
 
¡Oh dulce condena del soñador!
con cadenas de melancolía
en la prisión donde nunca morarán las almas
donde siempre escapa el feroz
jamás desistes
aunque parezcas oculto
sigues siendo tú
el de ayer… el mismo.